La
vida con Jesús no significa una vida lejos de los problemas.
En
el siglo XXI vendemos al cristianismo, y sobre todo a Jesús como si fuera una
polvorita mágica de los cuentos de hadas, que utilizas en cada momento que
precisas que tu situación cambie, y luego te olvidas de ella hasta la próxima
ocasión. O buscamos encontrarnos con un Dios que solo habla de prosperidad,
progreso y beneficios.
Pero
tengo que decirte, que el que te haya dicho que cuando comienzas a servir a
Jesús tu vida dejaría de tener problemas, y se convertiría en una película de
Hollywood, donde tú eres el artista principal, está equivocado.
Hoy
en día, estamos rodeados de personas que sirven a Dios un año y que si no ven
un progreso se “desenamoran de la marca” y eligen pasar a lo siguiente.
Pero
la historia que te contaré hoy, no es de alguien así, sino todo lo contrario.
Cristianos
que ardían por el amor a Jesús, y que cambiaban su bienestar por cumplir con su
propósito. Personas que estaban sirviendo a Jesús de la mejor manera, y
terminaron en la peor situación.
La
historia se encuentra en Hechos 16:25
“Alrededor
de la medianoche, Pablo y Silas estaban orando y cantando himnos a Dios, y los
demás prisioneros escuchaban.” En otras versiones comienza diciendo “Cuando
oscureció”. Estos dos hombres son un excelente ejemplo de cómo vivir la vida
cristiana.
Muchas
veces tu alabanza debe comenzar cuando todo se oscurece. Cuando parece que todo
está perdido. La historia sigue diciendo: “De repente, hubo un gran terremoto y
la cárcel se sacudió hasta sus cimientos. Al instante, todas las puertas se
abrieron de golpe, ¡y a todos los prisioneros se les cayeron las cadenas!”
Estos dos hombres de Dios estaban en medio de prisioneros. Muchos de ellos se
merecían estar allí, y estaban pagando su condena con la sociedad. Otros quizá
eran condenados injustamente. Lo que importa es que cuando dos hijos de Dios se
pusieron a alabar, todos fueron liberados. Tu alabanza es tan poderosa que
puede liberar a alguien más que esté esclavo. La historia parece ponerse más y más
interesante, dos hombres condenados injustamente por haber predicado de Jesús,
estaban en la cárcel esperando a ser asesinados eventualmente.
Comienzan
a alabar, su situación cambia y se dan cuenta que el favor de Dios está con
ellos. No solos con ellos sino con todos los que estaban a su alrededor. “El
carcelero se despertó y vio las puertas abiertas de par en par. Dio por sentado
que los prisioneros se habían escapado, por lo que sacó su espada para
matarse; pero Pablo le gritó: «¡Detente!
¡No te mates! ¡Estamos todos aquí!». El carcelero pidió una luz y corrió al
calabozo y cayó temblando ante Pablo y Silas.” Según la biblia, el carcelero
DIO POR SENTADO. Era un hombre que se regía por los parámetros de este mundo.
Si alguien te hace mal, devuelves con mal. A cada causa le corresponde un
efecto, que sea lógico medido por el dolor pasado o consecuencia merecida.
¿Pero
sabes qué? Cuando alabas a Dios te da compasión por tus enemigos.
Y
la historia termina así “Después los sacó y les preguntó: —Señores, ¿qué debo
hacer para ser salvo? Ellos le contestaron: —Cree en el Señor Jesús y serás
salvo, junto con todos los de tu casa. Y le presentaron la palabra del Señor
tanto a él como a todos los que vivían en su casa.”
Por
ultimo recuerda, tu alabanza tiene que sobrepasar tus preferencias, debe
sobrepasar lo que sientas en ese momento.
“El
carcelero los llevó adentro de su casa y les dio de comer, y tanto él como los
de su casa se alegraron porque todos habían creído en Dios.”
Cada
vez que sobrepones la alabanza a Dios por encima de tus circunstancias tendrás
frutos más grandes de lo que te imaginas. Y te podrás dar cuenta que en medio
de la adversidad Dios está contigo. Porque si bien Él no prometió que tu vida
iba a ser más simple, o sin problemas sino que dijo:
“La
persona íntegra enfrenta muchas dificultades, pero el SEÑOR llega al rescate en
cada ocasión.” Salmos 34:19
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