Por Charles Stanley
Un llamamiento de Dios es ese momento en el tiempo en que Dios
capta nuestra atención, enviándonos un mensaje personal, específico.
Si hoy usted recibiera una llamada, de quien usted mismo
escogiera, ¿de quién sería? ¿Por qué desearía hablar con esa persona en
particular? ¿Sería por qué usted tiene cierto afecto por ella, por qué la ha
admiro por mucho tiempo, por qué quiere alguna información en particular o
quizás solo porque en realidad ama a esa persona? ¿Por qué quisiera hablar con
ella? ¿De qué quisiera hablar? Si pudiera hablar con alguien usted quisiera,
recibir una llamada de alguien que usted escogiera, ¿de qué hablarían en esa
conversación?. El día de hoy quisiera hablar de un llamamiento, que es el
llamamiento más importante que usted y yo recibiríamos en la vida. Y quisiera decirle
que este es un mensaje sumamente serio, toda persona que está presente aquí lo
recibirá de parte de Dios. Y quizás diga “A mí jamás me ha hablado Dios” Pero
hoy él le hablará. A muchos de ustedes les hablará como probablemente antes
jamás lo ha hecho y terminarán siendo personas distintas porque sabrán que han
oído que Dios les habla al corazón, que no han oído un hombre sino a Dios
hablarle al corazón acerca de su vida, su vida presente y su vida futura. Así
que quisiera hablar de todo este asunto, cuando Dios nos llama.
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